Qué poca paciencia tengo a veces, de que manera me saca la gente de mis casillas con poca cosa.
Soy una persona muy irascible, y a menudo voy acumulando tensión hasta que... ¡pam! alguien da un último tirón, se rompe la cuerda y libera, sin haberse dado cuenta, a las fieras.
Esta foto la he hecho justo en un momento en el que parecía que iba a romperse ese último hilito de tranquilidad.
Bendita pasión la fotografía, que ha hecho que me centre y se calme un poco la bestia que empezaba a rugir en mi interior.
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